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La Hermandad de Jesús Nazareno de Villamartín: 

APROXIMACIÓN HISTÓRICA

INTRODUCCIÓN

La localidad de Villamartín, por su historia, sus costumbres, su idiosincrasia, su componente humano, económico-social y religioso ha contado a lo largo del devenir de su ya dilatada historia con un importante patrimonio histórico-religioso-cultural que desde los últimos años se ha intentado desempolvar, no con éxito en algunas ocasiones, pero si con el interés de recuperar todo el patrimonio de carácter histórico que enaltece, afianza y da expectativas al futuro de cualquier grupo humano o comunidad social. Villamartín, por tanto, ha contado desde sus orígenes con asociaciones religiosas como son las cofradías y hermandades, que han ido dejando sin excepción su huella e impronta en nuestra localidad a través de la documentación iconográfica, escrita, oral, etc.

Pero realmente, cuando usamos los términos hermandades y cofradías tanto en nuestro acontecer diario como en conversaciones de tono más elevado, ¿Qué es realmente lo que deseamos decir? ¿A que nos referimos con esos términos? ¿Qué entendemos por Hermandad? ¿Y por Cofradía? ¿Son el mismo tipo de asociación o existen diferencias notables entre ambas?

En realidad cuando nos referimos a los términos Hermandad o Cofradía son vocablos de los que se hace uso para denominar o nombrar a este tipo de asociaciones de fieles que fomentan la práctica o el culto público a Dios de varias formas. Se extrae del propio D.R.A.E. que existe una identificación entre ambos conceptos, por lo que pueden interpretarse de forma errónea o llevarse a confusión.

De las investigaciones de Dña. Esther Fernández de Paz extraemos que se han dado diferentes vías para su matización y para encontrar las diferencias conceptuales que se puedan dar.

Así podemos entrar a diferenciarlas desde el punto de vista de la sincronía, es decir, cuando nos referimos a Hermandad como asociación de seglares de la Iglesia, que guiados a través de unas Reglas Canónicas con finalidad pía, rinden culto a Cristo, a María o algún santo específico. Aquí se impone la primera diferencia entre Hermandad y Cofradía, puesto que la segunda, tienen por expreso mandato en sus reglas “el dar ese culto de forma pública”, por lo que podremos extraer como conclusión que todas las Cofradías son Hermandades, pero que no todas las Hermandades son cofradías debido a esa particularidad de concepto.

Celestino López Martínez avanza notablemente en este aspecto y en referencia al concepto de Cofradía, al señalar que en éste se podría agrupar incluso a alguna asociación de tipo romero, aunque es un aspecto muy difícil de asimilar desde su punto de vista, debido a que éstas por su tardía constitución como por su movilidad tanto humana como documental no aportan las suficientes pruebas históricas para ello. Realmente, son pocas las zonas o lugares donde podemos aunar los conceptos de Hermandad y Cofradía, según el propio Isidoro Moreno. Según la zona geográfica apreciaremos diferentes formas de asociación y de estructura organizativa y por tanto pese a que ambos conceptos caminen juntos, será difícil desentrañar cuando es una o cuando es otra o bien si son ambas a la vez. Es por tanto que separando este aspecto humano-geográfico de las H.H. y C.C. podemos destacar de forma notable su aspecto legal, que desde el punto de vista del Derecho Canónico Eclesial se alude de forma exhaustiva a que es condición “sine qua non” la aprobación eclesiástica de éstas para que sean consideradas como tales.

En general, y de forma continuamente histórica sabemos que las HH y CC se han erigido desde antaño desde el punto de vista legal por la constitución del Papa Clemente VIII también conocida como Quinmque y que se da en 1.604, además por la de Pablo V Quae Salubriter de 1.610.

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Ambas manifiestan que, es ineludible de todas formas para considerar a una asociación de seglares como Hermandad o Cofradía, que sea el ordinario de la diócesis en cada caso quien conceda la autorización expresa a través del examen de los Estatutos o Reglas. Por ello, y según diversas investigaciones, sabemos que desde el Concilio de Arlés en1.234 y que posteriormente en Trento 1.574-1.564 se apostilló y rubricó esta forma de proceder.

Además hemos de añadir, que el código de Derecho Canónico alude a las HH y CC como asociaciones de fieles a las que son erigidas para la realización de alguna obra de piedad o de caridad y que se le denomina Pía Unión a las que tengan carácter orgánico y por tanto sean Hermandades. Finalmente de éstas a su vez, las que tengan su erección canónica encaminada a realizar cualquier tipo de manifestación pública de culto serán las que denominaran “procesiones” o “Cofradías”.

Por tanto, una vez que hemos establecido esa diferencia conceptual y de origen entre las HH y CC y las asociaciones, apreciaremos centrándonos en nuestra localidad en los distintos modelos que de éstas tenemos, y nos centraremos en el estudio particular de una de ellas, la popularmente conocida como “el Nazareno”, que nos centrarán el núcleo mayoritario de este trabajo.

Relación de Cofradías fundadas en Villamartín (1503-2007)

  • Siglo XVI Hdad. Santísimo Sacramento “Corpus” Sacramental
  • Siglo XVI Hdad. de Luz y Vela Sacramental
  • Siglo XVI Hdad. del Dulce Nombre de Jesús Gloria
  • Siglo XVI Hdad. de San José Gloria
  • Siglo XVI Hdad. Ánimas Benditas del Purgatorio Gloria
  • Siglo XVI Hdad. Pura y Limpia Concepción Gloria
  • Siglo XVI Hdad. de la Caridad Gloria
  • Siglo XVII Hdad. Ntra. Sra. Rosario Gloria
  • Siglo XVII Hdad. San Pedro Gloria
  • Siglo XVII Hdad. San Gregorio Gloria
  • Siglo XIX Hdad. Corpus Christi (Refundación) Gloria
  • Siglo XX Hdad. de la Borriquita Gloria
  • Siglo XX Hdad. de Jesús Resucitado Gloria
  • Siglo XX Hdad. Ntra. Sra. de las Montañas Gloria
  • Siglo XVI Hdad. Jesús Nazareno Penitencial
  • Siglo XVI Hdad. N.P. Jesús de los Reyes Penitencial
  • Siglo XVI Hdad. de Veracruz y Sto. Entierro Penitencial
  • Siglo XIX Hdad. Ntra. Sra. de las Angustias Penitencial
  • Siglo XX Hdad. y Cofradía de Jesus Nazareno

La Hermandad de Jesús Nazareno: Problemática sobre su origen fundacional, iconográfico y procesional.

Este es el punto de arranque de la presente investigación, su punto más apasionante y a la vez el más enrevesado de todos de cuantos apartados he ido desmenuzando de esta cofradía. Desde el primer momento, he de sentar una consigna o guía de conducción general: no podemos dar por sentado nada, no podemos dar por buena una fecha o un acontecimiento sin su consiguiente resorte o justificación documental e histórica, es decir no podemos afirmar una cosa u otra, sin la comprobación documental o iconográfica que afiance de una manera al menos “provisional” cualquier hipótesis de investigación.

De hecho cuando nos aproximamos al origen de la devoción al nazareno en Villamartín siempre se ha tenido como base fijada el año de fundación. Éste ha sido siempre 1.525, fecha de referencia debido a que documentalmente existe una nota de 1.853 en el Archivo Parroquial que dice lo siguiente: “En referencia a lo que me solicita, tengo a contestarle que se fundó en el año de 1.525 la Capilla del Dulce Nombre de Jesús”(…)”. Éste es el primer dato documental que tenemos referente a la fundación y por lo tanto es la espoleta de la contradicción de fechas como he venido a denominarla, ¿Por qué?. Fundamentalmente hemos de atender a un dato inexcusable: todas las Hermandades de N.P. Jesús Nazareno de la Archidiócesis sevillana atienden de forma inexorable a un modelo cronológico, el sevillano, aunque cada una aporte indistintamente matizaciones propias o locales según su arraigo, costumbres, etc. Es decir, todas responden al modelo tanto fundacional, imaginero y organizativo de la que se considera Madre y Maestra, que en la actualidad es la denominada Hdad. del Silencio de Sevilla. Es el más claro elemento de influencia sobre el resto, dándose aquí un elemento de difusión central, regional, económico y religioso al resto del área circundante. A esto tendríamos que añadir el siguiente aspecto o interrogante: ¿Qué dato o aporte histórico tenemos para igualar la Hermandad del Dulce Nombre con la de Jesús Nazareno?

Aquí la investigación nos desvía a la Hermandad del Dulce Nombre de Jesús, por dos razones fundamentales; la primera por una nota encontrada en el Archivo Parroquial, con fecha de 1.6357 y que dice lo siguiente:

“Fiesta de la Hdad Dulce Nombre de Jesús…(…)…procesión del el viernes santo por la mañana que fue la de Jesús Nazareno, fue general(…)”.

En base a este dato podemos pensar que la Hermandad de N.P. Jesús Nazareno de Villamartín es esa de la que el documento del siglo XIX nos habla fue fundada por D. Martín Álvarez de Bohórquez en esta parroquia.

Como segundo argumento ciertamente es debido a los siguientes motivos, aunque matizando algunos aspectos:

1º) 1.524 es la fecha de inicio de la actividad documental de la parroquia, no la devocional y mucho menos la de finalización de unas obras que se adentraron a fines del S. XVII. Es Villamartín una célula religiosa en crecimiento, fuertemente golpeada por la situación económica, geográfica y de movimiento poblacional y por lo tanto no exenta ni falta de necesidades más importantes en esos momentos.

2º) La primera Hdad. del Dulce Nombre de Jesús fue fundada por interés del Arzobispado Hispalense en el convento de la Magdalena de Sevilla en 1.574 por tanto, ¿cómo se puede dar este hecho con una anterioridad de tantos años en Villamartín?.?

3º) Es constatable que está regentada por los mismos administradores que la Capellanía del Dulce nombre de Jesús, siendo por tanto su relación directa una evidencia entre ambas y ciertamente compuesta por las mismas clases sociales y elementos que la del Dulce Nombre. La presencia en este aspecto e influencia de la Familia Álvarez de Bohórquez es evidente.

A este hecho he de añadir que las primeras filiales de la cofradía sevillana del Silencio son las fundadas en Carmona, Marchena y Sanlúcar la Mayor, y que en ninguna de éstas se da por hecho o cierto vinculación alguna que no sea la religiosa con Hermandades del Dulce Nombre de Jesús, y sí con la de los nazarenos del Silencio cómo así apreciamos en innumerables aspectos tales como sus escudos, emblemas, túnicas. Además un hecho importante es que las Reglas redactadas por Mateo Alemán para la Hermandad del Silencio de Sevilla fueron la base para redactar en 1.597 las de Carmona, entre 1.607 y 1.631 las de Marchena y en 1.672 las de Sanlúcar la Mayor. Si es imperante que el resto de cofradías de la Andalucía bética tienen reglas escritas posteriores. Pero me gustaría aportar el siguiente documento, recibido en la Secretaria de la Hermandad el 20 de Noviembre del año Dos Mil. Ésta es la clave fundamental que nos lleva a extraer las siguientes conclusiones efectivas referentes a la Hermandad de N. P. Jesús Nazareno de Villamartín:

a) Que fundada como se ha venido sosteniendo en 1.525, fecha lo que se funda es la capellanía cuya advocación está centrada en el Dulce Nombre de Jesús.

b) Que, aun desconociéndose documentalmente si hubo una imagen anterior es posible que exista culto público a Jesús Nazareno en nuestra localidad, con una imagen anterior u otra iconografía, siendo la actual, de autoría, con casi todos los detalles atribuible al maestro escultor sevillano Francisco de Ocampo. Francisco de Ocampo nace en 1.580 y fallece en 1.639, por lo que no pudo esculpirla ni él ni ningún discípulo suyo antes al menos de 1.600; segundo, porque es en 1.622 cuando realiza la factura magnifica de San José y el Niño itinerantes que hoy día se veneran en esta parroquia y que está perfectamente documentada, y finalmente porque hasta 1.635 no tenemos la primera reseña documental de una salida pública en procesión de una imagen de N.P. Jesús Nazareno. Por tanto la imagen debió ser esculpida, o bien por el propio Ocampo en su periodo de madurez o por algún discípulo suyo entre 1.623 y 1.635. Es más me atrevería a decir lo siguiente sin ánimo de equivocarme pero dejando la puerta abierta: la imagen actual de N.P. Jesús Nazareno con mucha probabilidad quedó inconclusa como indican la talla del cabello, de los oídos, los antebrazos y brazos, el tórax y espalda, muslos y lo que denominamos en el argot popular pantorrillas. Tras la restauración de 1.9819 dieron a la luz a su restaurador, el Sr. Carreras, una hipótesis cada día de más peso, siendo ésta que quedaron desbastadas las formas para la posterior aplicación de estuco, patina y policromía. Y que con mucha posibilidad, quedó inconclusa por el estado lamentable de salud del autor, por lo que se puede certeramente establecer que ésta fue finalizada por algún discípulo suyo de segunda fila. Aunque es de hacer notar que tanto los pies y su disposición (perfectamente colocados en peana al estilo de los del nazareno sevillano y de Carmona) y las manos, junto con el rostro y el trepanado de la barba son perfectamente atribuibles a su autor principal.

2. La Imagen de N. P. Jesús Nazareno en las calles. Trento y su Repercusión en las Cofradías: su influencia concreta en las cofradías de N. P. Jesús Nazareno.

A través de la documentación escrita podemos extraer los siguientes datos fundamentales a la hora de hacer una memoria o recopilación de cómo era el desfile procesional, de cuando se hacía y de por donde se hacía, pues se nos manifiestan datos tales como el quienes eran los hermanos, cuando salían, cómo salían, qué llevaban y por donde lo llevaban.

En casi la totalidad de las fuentes históricas encontradas durante el siglo XVII, la línea continuadora es que se hacía la “procesión” el Viernes Santo, bien por su madrugada o bien al amanecer, siendo indistintas las horas, aunque a partir de 1.680 se hace constante las tres de la madrugada. Que las imágenes iban acompañadas de personas de buen linaje y de hermanos de luz y sangre, además de los de San Juan de Dios como se recoge en una nota del año 1.656.

Fundamentalmente se advierte que los hermanos de sangre, no realizaban la estación penitencial flagelándose como los de Veracruz, sino que portaban cruces al estilo de Cristo sobre sus hombros, como así se destaca en cuentas donde se pagan los alquileres de las cruces para los hermanos y de vinos para la sana de sus heridas.

Otro de los hechos fundamentales es el que la estación penitencial se solía hacer en la zona de la plaza de cabildo, calle San Sebastián y de Veracruz, retornando al templo, dado que hay notas en las que algunos hermanos descansaban las cruces en la ermita de Veracruz.

Un dato si es destacable: el auge durante siglos posteriores ha perdurado respecto a estos hermanos “nazarenos” hasta tal intensidad que hoy día, sin duda alguna, llamamos nazareno a vestir el hábito de alguna cofradía y es por lo tanto la ejemplificación de que lo más puro, el estilo más aproximado al sufrimiento y la pasión de Cristo, entendida desde el punto de vista penitencial, pudo ser durante su gestación la iconografía que estos hermanos tenían.

Será a partir del Concilio de Trento se formó lo que podemos denominar es una época dentro de la historia de la Iglesia, de forma que como bien sabemos, habrían de pasar tres siglos para una reunión ecuménica del mismo renombre o importancia. No es de extrañar que su influencia fuese notable en las cofradías, y en concreto sus directrices en cuanto a la aparición del culto público de las imágenes, las imágenes en sí y los desfiles procesionales. El Concilio de Trento fue un concilio ecuménico de la Iglesia Católica Romana en periodos discontinuos, que transcurrió entre el año 1545 y el 1563. Tuvo lugar en Trento, una ciudad del norte de la Italia actual, que entonces era una ciudad libre regida por un príncipe-obispo.

Desde 1518, los protestantes alemanes venían reclamando la convocatoria de un concilio alemán, y el emperador Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico intentaba cerrar las diferencias entre católicos y reformistas para poder hacer frente a la amenaza turca. En la Dieta de Worms (1521) se intentó zanjar las disputas, pero sin éxito: Martín Lutero (quien Carlos V permitió que fuera convocado a dicha Dieta) acusó a Roma de ejercer la tiranía, y el Emperador se comprometió por escrito a defender la fe católica incluso con las armas. En las Dietas posteriores, los príncipes alemanes, tanto protestantes como católicos, continuaron insistiendo en un concilio.

En vista de la situación hubo grandes presiones del emperador sobre el Papa Clemente VII para que lo convocara, a lo que éste se resistía. Al cabo, en 1529 Clemente VII se comprometió a ello, pero la oposición del legado papal en la Dieta de Augsburgo de 1530 retrasó de nuevo el proyecto. Sin embargo, el principal responsable de que no se llegara a convocar fue la férrea oposición del rey Francisco I de Francia, ya que para que el concilio tuviese éxito era necesaria la aprobación de la mayoría de los monarcas. Dentro de la Contrarreforma, renovación que practicó la iglesia católica en su seno, que significaban una gran amenaza hacia su vínculo con los fieles, influidos por las críticas que se habían formulado contra ella, se establecieron dos acciones: el Concilio de Trento y la nueva orden de la Compañía de Jesús, fundada por San Ignacio de Loyola.

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SESIÓN DEL CONCILIO DE TRENTO POR TIZIANO

Desde antes de esta crisis extrema, la iglesia había intentado mejorar. Podemos mencionar a los cardenales Francisco Jiménez de Cisneros, Hernando de Talavera y Pedro González de Mendoza, que en el siglo XV, durante el reinado de los Reyes Católicos, en España, se dedicaron a mejorar la moral de la institución, nombrando obispos de grandes cualidades y fundando establecimientos educativos. En Italia, se había creado una asociación de seglares piadosos y clérigos, llamada el Oratorio del Amor Divino, que inició sus actividades secretas en 1517, sobre la base del amor al prójimo. Estos intentos, sin embargo no bastaban. En Alemania se destacó la labor del obispo Nicolás de Cusa. Fue Paulino III, que había vivido las luchas en Italia, quien asumió el compromiso de unificar a los católicos, logrando la reunión de un Concilio, después de que varios Papas lo hubieran intentado sin éxito. Al principio fue admirador del humanista cristiano Erasmo de Rotterdam, y vio factible una posible reconciliación con los protestantes, pero luego acabó desechando esa posibilidad.

Es notorio que a finales del siglo XVI las cofradías habían aumentado de forma considerable, teniendo dos centros emisores de formas y conceptos como eran la zona castellana y Andalucía con Sevilla a la cabeza. En este Arzobispado, el incremento y auge de las cofradías es espectacular y notorio. Trento influye de manera sobre notable en la aprobación de las reglas escritas, siendo importante que la Hermandad de la Santa Cruz en Jerusalén, dicen fundada en 1.340, pase a renovar sus reglas en 1.564 y a aprobarlas con el título de N. P. Jesús Nazareno en 1.578. (Otro hecho más que corrobora que ésta de Villamartín no pudo ser fundada en 1.525, o ¿acaso se adelanto a Trento de forma propia y exclusiva?). También Trento anotó cómo debían ser las Estaciones Penitenciales en la calle y de la de Villamartín extraemos de la documentación que los hermanos además de llevar las cruces sobre el hombro, llevaban “lienzos morados”.

En resumen aunque no consiguió reunificar la cristiandad, el Concilio de Trento supuso para la Iglesia Católica una profunda catarsis. Se convocó como respuesta a la Reforma Protestante para aclarar diversos puntos doctrinales. También abolió los ritos eucarísticos locales, respetando solo aquellos que atestaban de más de dos siglos de antigüedad (Rito mozárabe, rito lionés, rito ambrosiano) y estableció el rito de la ciudad de Roma conocido como Misa Tridentina, como rito de toda la iglesia latina. Desde un punto de vista doctrinal, es uno de los concilios más importantes e influyentes de la historia de la Iglesia Católica.

Por otro lado se abordó la reforma de la administración y disciplina eclesiásticas. El concilio eliminó muchos abusos flagrantes, como la venta de indulgencias o la educación de los clérigos, y obligó a los obispos a residir en sus obispados, con lo que se evitó la acumulación de cargos.

Sus decisiones giraron sobre cuatro puntos principales:

1) Contra los protestantes, que admitían como única autoridad la de las Escrituras, afirmando que la tradición (las interpretaciones de los Padres de la Iglesia, los papas y los concilios) constituye, con las Escrituras, uno de los fundamentos de la fe, y que el único texto auténtico de la Biblia es la Vulgata, traducción latina hecha por San Jerónimo, sobre un texto griego del siglo IV.

2) Confirmó y definió los dogmas y prácticas rechazadas por los protestantes (presencia real de Cristo en la Eucaristía, justificación por la fe y por las obras, conservación de los siete sacramentos, las indulgencias, la veneración de la Virgen María y los santos, etc.), fijando con rigor la frontera entre la ortodoxia y la herejía, consumando la ruptura entre la Iglesia Católica y los protestantes.

3) Corrigió los abusos y adoptó medidas para asegurar a la Iglesia un clero más moral y más instruido (prohibición del casamiento de los sacerdotes, prohibición de acumular beneficios, obligación de residencia para obispos y curas, creación de seminarios para la formación de sacerdotes, etc.)

4) Fortificó la jerarquía y, con ello la unidad católica, al afirmar enérgicamente la supremacía del papa, «Pastor Universal de toda la Iglesia» e, implícitamente, su superioridad sobre los concilios. El Concilio de Trento tuvo importancia capital, y de las decisiones que adoptó, surgió la Iglesia Católica Apostólica Romana «tradicional».

3. El Siglo XVIII: La Crisis de la Cofradía de Jesús Nazareno. La Crisis de las Cofradías Barrocas. La Pérdida del Sentido de Pobreza. Sus Crisis Concretas. Las Reformas Reales. Un Final de Siglo marcado por la eliminación de Cofradías y por la Suspensión de Salidas Procesionales y Culto Público.

Es notorio y se denomina en el mundo de los investigadores cofradieros como el siglo o periodo temporal donde mayores problemas contaron las cofradías provenientes de época barroca, de reciente fundación o de significación pobre desde el punto de vista de sus componentes sociales ó económicos.

Fundamentalmente las causas de estas crisis no podemos ponernos a buscarlas en la nueva idea o formas de gobierno del recién llegado monarca Carlos III, aunque tampoco dejaran de influir, sino en el mismo interior de las cofradías, en su entorno social y económico, en la pérdida de valores austeros y en la caída en barrena de sus miembros en acrecentar notablemente el bullicio, la fiesta profana y lo mundano, dejando lo religioso y espiritual de un lado.

En la hermandad del Nazareno, si nos atenemos a la documentación podremos destacar los siguientes aspectos sobre ella durante esta centuria:

1º) No cuenta con un patrimonio ornamental extraordinario o rico; sus enseres se cuentan con los dedos de la mano, sus propiedades son inexistentes, como así lo advierte el propio Catastro de Ensenada de la localidad, donde si se destacan de forma notable las cofradías del Stmo. Sto, Ánimas, del Rosario, Caridad, San José y Veracruz entre otras.

2º) La escasez, la pobreza y penurias que venía sufriendo la población, el olvido político-administrativo al que le venía sometiendo el centro controlador -Sevilla-, las penurias acarreadas por la consecución y proseguimiento del pleito contra esta ciudad por la propiedad territorial de estas tierras, los movimientos migratorios sucesivos que se dan, así como un fuerte ciclo de epidemias, llamada a filas para conflictos interminables, hacían de esta hermandad ó “congregación” como nos aparece en un documento de 1.800 una de las más pobres sino la que más de esta localidad, a lo que viene a corroborar el documento de 1.760 y su contestación en el Libro de Actas del Cabildo Municipal.

Esta documentación resalta sobremanera la situación no sólo espiritual sino económica de la cofradía de N.P. Jesús Nazareno y la coloca directamente en la antesala de la casi desaparición. A esta situación hemos de añadir las reformas que afectan de forma notable a nuestra localidad. Me estoy refiriendo a las llevadas a cabo por el monarca Carlos III que dejaran su impronta de forma exhaustiva y darán como consecuencia la existencia de unas cofradías pobres y mermadas en lo económico durante bien entrado el siglo XIX. No voy yo ahora a elaborar un memorandum que califique los conceptos religiosos ni católicos del rey, un monarca pío que trajo a España conceptos como el Despotismo Ilustrado y que practicó una política que llevó a la consecuencia de un mayor control de la Iglesia Católica española sin la menor resistencia antirregalista, fundamentalmente recordando y completando temas que habían quedado pendientes tras el concordato de 1.753.

Lo que más me interesa exponer es la actitud del propio rey frente a las cofradías. Su proceder en la reforma, el arreglo o la propia extinción de las cofradías venía como consecuencia de una propuesta realizada el 8 de junio de 1.768 por el obispo de Ciudad Rodrigo, D. Cayetano Cuadrillero. En ésta relacionaba el mencionado vicario que la pobreza y atrasos del país venían provocados por “el gasto excesivo que hacían las cofradías”. Tras analizar profundamente la propuesta, el Conde de Aranda y el gobierno de España, daba el 28 de Septiembre de 1.770 una orden por la cual se exigía a todos los cabildos municipales la existencia de una relación detallada de Hermandades, Cofradías y demás congregaciones o Gremios que celebrasen una o más de una festividad, bien dentro o fuera de las Iglesias, sus gastos de profusión, los de sus mayordomos, priostes, hermanos mayores, así como las propias rentas de éstas.

Como se comprenderá esta orden no fue fácilmente aceptada por las cofradías y hubo de recordarse de forma fortísima los días 30 de Abril y 13 de Septiembre de 1.771. Debido a todo esto nos consta que los obispos diocesanos emitieron sus informes en muchos casos favorables a la reforma y extinción. Por su parte algunas cofradías enviaron sus propuestas oponiéndose a lo expuesto por sus correspondientes prelados. Todo dio lugar a que el Rey, el 20 de Febrero de 1.777, prohibió a los disciplinantes, empalados o penitentes de sangre; en 1.780 decretó a su vez la supresión definitiva de las tarascas y gigantones en la festividad del Corpus Christi, sobre todo afectando a la villa de Madrid, gran merecedora y amante de este divertimiento. Finalmente, el 25 de junio de 1.783 promulgaba el decreto por el cual decretaba la extinción de las cofradías. Debido a éste desaparecían las de carácter gremial y las que no tenían la aprobación eclesiástica correspondiente; se reformaban las ya existentes y sus reglas, aprobándose tanto por la jurisdicción civil como por la eclesial, para así quedar plenamente reconocidas quedando como consecuencia:

a) Que las cofradías adjuntas o adscritas a Gremios tocaban a fin.
b) Que a raíz o a consecuencia de ello se salvaron las parroquiales.
c) Para que una cofradía subsistiera, debería redactar reglas nuevas y someterse por entero a la jurisdicción real.

En referencia a su aplicación y al proceso de llegada de estas normas al arzobispado hispalense, destacar que éstas fueron llevadas a cabo por el asistente Pablo de Olavide entre 1.767 y 1.783, dando una serie de órdenes de entre las que podemos destacar las siguientes:

– 1.768, durante su Semana Santa, prohíbe que las cofradías lleguen al templo de noche.
– 10/10/1.771, el asistente, a través del Conde de Aranda, solicita información de todas las cofradías. De él extraemos que en el Reino y Arzobispado de Sevilla había 426 Hermandades, 374 Cofradías, 50 Congregaciones y 21 Órdenes Terceras.
– El asombro del asistente provocó ante este número severísimas órdenes para la supresión y eliminación de unas.
– La reducción a la jurisdicción civil de otras, con un fin muy claro: la economía política, proponiendo hacer revertir los bienes de éstas, las suprimidas, en obras más cercanas a sus deseos como eran la creación de hospicios que nunca llegaron a hacerse efectivos.

Este ambiente reformador cómo pudo afectar a Villamartín. ¿Qué cofradías sufrieron su aplicación? ¿Cuál fue su proceso? ¿Cuáles sus consecuencias? Tomando como referencia las Respuestas Generales al Catastro del Marqués de Ensenada (Libro 1º, años 1.642-1760) y el Expediente de Reformas 1.767-1.800, vemos la existencia en la localidad de Villamartín de las siguientes Hermandades y Cofradías con fecha a 1.768:

Hdad. Veracruz, Sto. Entierro y Soledad de María
Remiten sus Reglas al Consejo de Castilla en 1.798. Son aprobadas el 25 de Mayo de 1.799. Se destaca que está establecida por Bula Pontificia de Inocencio XIII y que cuenta con diversas gracias e indulgencias.

Hdad. De Ánimas
Remiten sus Reglas al Consejo de Castilla en 1.790. Son aprobadas el 24 de Diciembre de ese mismo año.

Hdad. San José
Reglas formalizadas por los vecinos de la villa el 29 de Abril de 1.798 y aprobadas por el Consejo de Castilla el 23 de Marzo de 1.800.

Cofradía de Luz y Vela del Santísimo Sacramento
Reforma de Reglas el 20 de Febrero de 1.793.

Hermandad del Rosario
No tenía ni reglas ni constituciones.

Hdad. de la Caridad
No poseen Reglas.

Hdad. San Gregorio
No tiene tampoco.

Congregación N.P. Jesús Nazareno
No tiene Reglas ni constitución.

En lo referente a los bienes de éstas, relacionados para su posterior subasta hemos de efectuar la siguiente relación detallada, teniéndose en cuenta que todos ellos fueron relacionados por Real Cédula de 22 de Octubre de 1.798, que exigía se detallasen para su posterior venta, siendo éste recibido en la localidad el 29 de Noviembre del mismo año, quien contesta mediante relación al arzobispado hispalense el 20 de Enero de 1.799, para finalmente recibirse la orden del Conde de Fuente Blanca el 18 de Enero de 1.800 en la que se comunican dos hechos principales:

a) La enajenación total de los bienes de todas las cofradías y hermandades de sitios eclesiales en la villa, y
b) Que aporten dos peritos para la venta y que en caso de disputa intervenga el alcalde ordinario como arbitro.

Esto afectó a las Hermandades de Villamartín de la siguiente forma, mermando profundamente la capacidad de las Hermandades, Cofradías y Congregaciones de percibir sus rentas y censos con los que sostenían el culto y su vida interna y dejando el apartado de la propiedad y sostenimiento de las mismas de la siguiente forma a comienzos del siglo XIX:

“Organización de los Bienes de las Cofradias, su valor, su ubicación y sus rectores a finales del siglo XVIII”.

Patronato de Lorente de la Calle
Responsable/s: Mª de Soto Mayor y Fº Cervantes 1 Casa en C/ de la Concepción por valor de 5.344 reales a 10/01/1.790 J.Joaquín Ferreras, Pbro. P. Tinajero, Pbro. Administrador.

Cdía. de Veracruz, Sto. Entierro y Soledad de María
½ casa en C/ San Sebastián, libre de tributo alguno, 1 Cortinal de tierra de fanega y media en la zona de los “ruedos” de esta villa. 50 Fanegas de tierra de labor y montura en el sitio del “Barba”. Todo ello tasado en 12.738 reales. J. Topete y B. del Río. Hnos. Mayores.

Cdía. del Stmo. Sacramento.
2 casas pequeñas en C/ de San Sebastián J.Blanco Rodríguez A. García Parrado Hno. Mayor Administrador

Cdía. del Stmo. Rosario
1 Cortinal y tres cuartillas de Tierra de Pan sembrar en los Ruedos. 1 Cortinal de tierra calma en el lugar de Torrevieja, dónde estuvo el convento. S. González de Castro. Hno. Mayor.

Cdía. de San José
1 Huerta llamada de “San José” a orillas del río serrecín. Casa en C/ de los Reyes J. Astudillo y Fº Benítez Hnos. Mayores.

Cdía. de Ánimas Benditas
1 Finca en la esquina con la plaza de la C/ de San Sebastián
3 casas más en la misma calle.
2 casas en C/ de los Reyes
3 casas en C/ de la veracruz
1 Casa en C/ Toledano
1 Casa en C/ de la Iglesia
1 Casa en C/ de la concepción M. Cardoso, J. Blanco Rodríguez Hno. Mayor Mayordomo

Cdía. de San Pedro
No poseía S. González de Castro, Pbro. Administrador.

Hdad. de la Caridad
No poseía S. González de Castro, Pbro. Administrador.

Cdía. de San Gregorio
No poseía S. González de Castro, Pbro. Administrador

Congregación de Ntro. Padre Jesús Nazareno
No poseía A. Domínguez y F. Ramos de Mérida Administradores.

Después de todos estos datos documentales ¿qué sabemos realmente de la Hermandad, Cofradía o Congregación de N. P. Jesús Nazareno? ¿Fue afectada al igual que todas? ¿Qué bienes tenía o dejó de tener? ¿Cómo le afectó este proceso en cuanto a su vida pública? De todas estas cuestiones podemos ir dando repuesta puntual sin temor a equivocarnos.

En primer lugar he de señalar que la Hermandad de N. P. Jesús Nazareno fue de las menos afectadas en base a que no tenía censos ni tributos para su sostenimiento y que ésta venía condicionada simplemente a lo que aportaban sus hermanos mayores o administradores principales, elemento éste que se ha sostenido incluso hasta bien entrado el siglo XX donde hemos conocido apellidos ilustres de la localidad vinculados a la imagen, Jarava, Topete, Cervera. Es decir, el culto al Nazareno, el cuidado de su imagen, sus salidas procesionales, son desde mediados del siglo XVIII costa y cuenta de familias bien asentadas en lo económico y en lo social dentro de la localidad, deslindándose de los fines y propósitos básicos para el sostenimiento de la cofradía en cuanto a la participación económica de devotos, de rentas u otros ingresos. Este fenómeno puede valorarse desde el punto de vista tanto de la estructura como de la organización de la cofradía un auténtico lastre a lo largo de los diferentes siglos, siendo más las aportaciones negativas de este tipo organizativo que las beneficiosas para la Hermandad.

En referencia a los bienes propiedad de esta cofradía o congregación, como así nos la viene presentando la documentación, hemos de señalar de forma notable los siguientes, extraído del Expediente inventario que para la ejecución final de las reformas se realiza en 1.800 y que en referencia a ésta dice lo siguiente:

“La Congregación de Nro. Pª Jesus Nazareno de la misma Parroquia de la que son mayordomos administradores Andrés Domínguez y Fº Ramos de Mérida, (…) tiene por sus alhajas una cruz dorada de madera, una corona de plata y una túnica de terciopelo con franja bordada de oro, un guion de tafetán con cruz de metal y algunos muy cortos enseres para la procesión de semana santa, (…)”

En cuanto a cómo afectó el proceso en el mismo documento advertimos la siguiente nota:

“otra. En la villa de Villamartín en dicho día de mes y año yo el exvno hice saber lo mandado en este expediente a Andrés Domínguez y Fº Ramos de Mérida mayordomos de la congregación de N.P. Jesús Nazareno de ella en sus personas quienes enterados dijeron: que no hay ni existe tal hermandad de Jesús Nazareno porque solo interviene la devoción de algunos vecinos, sin reglas ni constitución, a cuidar del aseo de la dicha Imagen y a costear una sola procesión que se le hace todos los años por la semana santa de sus propios intereses por no tener algunos dicha Imagen, para lo cual ni se celebran juntas ni otros actos formales sino aquellos extrajudiciales que dichos devotos hacen en la capilla de la Imagen para su culto y sacar dicha procesión en que no interviene quenta solemnidad ni otro requisito de los que prohíben las reales ordenes, (…).”. Este texto da para mucho, en él apreciamos como realmente era, y como ha venido siendo muchos años más esta hermandad, en él encontramos respuesta a las enormes lagunas existentes en cuanto a la existencia de documentación en la misma.

Apreciamos como esta Cofradía se caracteriza por:

  • Una fuerte vinculación a familias destacadas.
  • No tiene fuentes de sostenimiento diversas.
  • No cuenta con un patrimonio ornamental, “a priori” destacable.
  • Probablemente cuente con una devoción popular mayor a la que se refleja en los documentos.

4. El Siglo XIX: Un siglo Oscuro documentalmente; El siglo del Pleito.

En referencia a esta centuria hay que hacer algunas salvedades importantes:

1ª) No se ve mermado bajo ningún concepto al menos el culto interno de esta Hermandad. La presencia napoleónica no afecta para nada ni a los enseres (de corto valor y número) ni a la devoción existente en la localidad hacia esta hermandad, si afectando de hecho a otras como las de Veracruz o bien a otra devoción particular como la que existía en la Ermita de Ntra. Sra. de los Reyes.

2º) No se dan cambios fundamentales a lo largo de todo el siglo en referencia a sus desfiles procesionales o a cambios en la forma organizativa: es decir, parece que el tiempo no cambia o al menos no aporta nada en absoluto. La imagen, la Procesión, el sostenimiento de ésta, sus cultos, todo, absolutamente todo está igual.

3º) Lo único destacable en todo este siglo es el pleito mantenido por la antigüedad dentro de la localidad a fin de obtener la presidencia en la procesión del Corpus Christi de cuyo desarrollo extraemos las siguientes consecuencias:
a) Que este pleito fue entablado ante la Autoridad Eclesiástica de las Hermandades citadas.
b) Que dentro de lo que podemos extraer de la documentación parroquial del año 1.853, obtenemos que dicho litigio se resolvió a favor de la Hermandad de N. P. Jesús Nazareno.
c) Que en virtud del cual la consideraba la más antigua de la localidad y por tanto beneficiaria de obtener la presidencia en la procesión del Corpus Christi, hecho que se señala con la colocación del titular de la Capilla donde el nazareno reside: la Imagen del Dulce Nombre de Jesús, que en la actualidad continua siendo efectivo. Pero en este litigio aparece un documento importante que me sugiere transcribirlo:

“En contestación al oficio qº V.S. se ha servido dirigirme con fecha diez y seis del q rige, debo decidle que la Cofradia del Dulce Nombre de Jesús, fundada en esta villa, y de la que tengo el honor de ser Director no conserva documentos auténticos de su creacion, por las vicisitudes de los tiempos, pero a V.S. le consta que tanto en el archivo parroquial como en el de la escribanía numeraria de esta villa existen documentos q acreditan a fue fundada en el año de mil quinientos veinticinco por D. Martín Álvarez de Bohórquez. Es cuanto puedo decidle sobre el particular; y creo debe ser suficiente para el fin que se propone (…)”.

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Imagen del Dulce Nombre de Jesús. Capilla del Sagrario Iglesia Parroquial de Villamartín, (Cádiz). Atribuido a la Escuela Barroca Sevillana.

5.El Siglo XX (1.922-1.991): La Aparición de las Primeras Reglas Escritas. La Guerra Civil y la Posguerra. La Década de los Años 40,50 y 60. La Reforma Estatutaria de los Años 70. El Auge y la Caída de la Hermandad, 1.980-1.986. La Reorganización de 1.991.

El comienzo del s. XX da como consecuencia la fusión de una devoción concreta a nivel local. Desde finales del siglo XIX, la imagen de N. P. Jesús Nazareno, vinculada ya de forma decisiva a apellidos de la localidad como los Jarava, Cervera, viene realizando su salida en procesión junto a la imagen de María Stma. de los Dolores, tradicionalmente adscrita a apellidos como Masides o de los Ríos; junto a ello, desde el plano litúrgico ambas imágenes son veneradas en lo que denominamos Semana de Pasión, teniendo la imagen de N. P. Jesús Nazareno un Quinario y la de María Santísima un Septenario, ambos coincidentes en el tiempo.

Así pues, y debido a estas razones obvias llegamos a la fecha clave de inicios de siglo, al 7 de Abril de 1.922, Viernes de Dolores, donde se aprueban definitivamente las Reglas Escritas. De esta forma y previa investigación oral, he podido constatar los siguientes datos:

1º) Que fue D. Vicente Jarava García, joven de esta localidad, quien junto a otros fieles devotos de la imagen, propagó e impulso la creación de esta Hermandad, bajo el mecenazgo familiar de la que entonces mantenía vínculos religiosos y devocionales con la imagen, Dña. Jerónima Jarava, quien otorgó como regalo en 1.909, la maravillosa túnica bordada en oro, cuyo precio ascendió a 12.000 Ptas. de las de antes.

2º) Que durante su mandato como Hermano Mayor de la misma se le elaboró y confeccionó a la Hermandad el Estandarte que actualmente conserva en el Convento de Religiosas de Bornos, en el año 1.925.

3º) Que debido a los problemas acaecidos en la localidad entre 1.933 y 1.940 la hermandad no realizó ni procesión pública ni culto interno.

4º) Que los enseres propios de la hermandad se guardaron en casas particulares hasta bien entrada la década de los cuarenta, y

5º) Que no es hasta 1.943 cuando la imagen de N.P. Jesús Nazareno y la de María Santísima de los Dolores vuelven ambas a procesionar y a recibir culto público.

Durante las décadas de los 40 y los 50 la Hermandad fue realmente una asociación de fieles devotos, movidos por intereses devocionales únicamente, sostenida económicamente por el aporte dinerario de las dos familias predominantes en cuanto al sostenimiento, culto y adecentamiento de las imágenes: Cervera y De los Ríos.

Tan sólo cabe destacar de sobremanera que en 1.962 la Hermandad fue la primera de la localidad en ampliar su patrimonio inmobiliario cuando construyó a su costa un local, cedido por la parroquia y que ha servido durante cuarenta años como local de reunión y de almacén para los enseres de ésta. Es en esta década de los sesenta cuando se acentúa de forma notable su presencia en la localidad, cuando crece de forma espectacular su devoción y cuando se aprecian algunos aspectos que la acercan a la organización más propia en cuanto a cofradía, esfuerzos que han intentado llevar a cabo hermanos mayores y personas vinculadas a la Hermandad como los siguientes y que dejaron su impronta en la hermandad de las siguientes formas. Cabe destacar una nueva reorganización en 1.978, y una aprobación canónica de Reglas el 5 de Mayo de ese año por parte del Vicario D. Rafael Bellido Caro y del Secretario de Hermandades y Cofradías D. Manuel López para así adaptar las reglas existentes a la vida eclesial cambiante en esos años y al propio Concilio Vaticano II. Una nueva rectificación fue llevada a cabo el 12 de Octubre de 1.993 para asimilar el cambio producido por la desaparición pública de la Hermandad, dado que fue desposeída de realizar Estación de Penitencia desde 1.986 dado que no existieron devotos que garantizasen ante la autoridad del Vicario Diocesano la continuidad de la Hermandad y el fiel cumplimiento de sus estatutos. Finalmente en 2016 la Hermandad volvió a regularizar sus Reglas quedando asi encuadrada en todas las disposiciones canonicas al efecto dentro del obispado de Asidonia-Jerez.

 

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ANTIGUA CASA DE HERMANDAD, 1962.

 Nómina de Hermanos Mayores desde 1525-2025

D. Martín Álvarez de Bohorques «El Viejo».

D. Martín Álvares de Bohorques «El Jóven»

D. Alonso Núñez de Bohorques

D. Juan Álvarez de Bohorques

D. Fernando Alvarez de Bohorques

D. Andrés Gómez de Vera

D. Juan Gómez de Vera

D. Alonso Domínguez

D. Pedro Zapata del Mármol

D. Juan Ramos de Mérida

D. Antonio Domínguez

D. José Topete y Topete

D. Juan del Río

D. Francisco Cervera

D.Vicente Jarava García

D. José Gonzalez

D. Juan García Barea

D. Juan José Gómez Fernández

D. Jose A. Rodríguez Gómez

D. José A. Lirio Reguera

D. Juan José Gómez Vidal

D. Francisco Alza Romero